Esa lona que se ponen debajo los trapecistas. El casco cuando vas en moto. El cinturón en un descapotable. Esas son seguridades molestas. ¿Qué hay de la adrenalina, de sentir el viento enredándote el pelo y de ponerte de pie y gritar? Todos queremos libertad, queremos desafiar a la muerte en mayor o menor medida, queremos emociones.
Pero yo no me refiero a esa seguridad. Hablo de los abrazos de tu madre. De las risas con tu amiga de toda la vida. De cuando tu hermano te deja las últimas galletas de la caja. Es esa sensación de que les importas, los pequeños detalles, la tranquilidad que nos da saber que van a estar ahí. Eso es lo que buscamos, lo que nos hace falta. La seguridad de que toda va a ir bien porque están con nosotros. ¿Cómo puedes tomar riesgos sino?¿Cómo lanzarte a una piscina sin mirar cuando la persona que te ha dicho que esta llena no te provoca esto?
Si, la adrenalina, la diversión, todo eso esta muy bien, es necesario. La vida no sería vida si nunca se nos acelerara el pulso. Pero la verdadera esencia está en la seguridad dentro del miedo, en quien sea capaz de aumentar tus latidos cuando te dice que no te va a dejar sola.
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