martes, 31 de enero de 2012

Me muerdes la oreja y sonríes.

Te me acercas, sonriendo, con esa sonrisa que parece no quererte salir nunca del todo. Sales corriendo y te sigo, como te sigo siempre, para no perderte. Paras en seco y te giras, me miras a los ojos y me agarras las manos, y te me acercas a la oreja, y me susurras, y siento dentro de mi tu voz y tu aliento a mi lado, y no quiero que eso acabe nunca. Me muerdes la oreja y te siento, noto tu pelo contra mi mejilla y me dejo llevar, sé que sabes lo que haces. Me sonríes y me abrazas, me cruzas los brazos y apoyo la cabeza en tu pecho. Me sueltas y me caigo, te ríes y me coges otra vez, y te quedan a algunos milímetros. Y me dices eso que tu sabes, eso de: "Nena, hasta el fin del mundo."

lunes, 30 de enero de 2012

El corazón me palpita más rápido.

A veces es extraño, pero siento algo y cada vez más fuerte. Siento que daría mi vida por ti. Siento que cuando estoy a tu lado el corazón me palpita más y más rápido. Que cuando me hablas y me sonríes, automáticamente sonrío yo también, y sin quererlo. Esa sensación de tenerte, de saber que siempre estás conmigo aunque estemos a cientos de kilómetros, hace que te sienta incluso más cerca. Te siento como si fueses una parte de mi cuerpo. Siento como cuando cae el agua de las nubes, que se separan pero saben que siempre serán uno. Como cuando los capullos de las flores se cierran por la noche, saben que siempre se hará de día, que siempre se abrirán. Como cuando me miras, las comisuras de mis labios suben disparadas para arriba, y mis dientes piden una sonrisa. No seamos dos, sino uno. Pero, cariño, siento decirte que aunque vuelvas a las andadas nada será como antes, porque ahí están las penas que intentaste ahogar en alcohol, intactas, más fuertes que nunca, preparadas para romperte el corazón a la primera de cambio, preparadas para recordarte que estás viva.

·Hecho por encargo·

Que te quiero. Que te sigo queriendo como te he querido siempre y te voy a seguir queriendo. Sigo teniendo esas ganas de besarte cada vez que te veo y se me sigue acelerando el corazón cuando me sonríes, como el primer día. ¿Y tú? Dime, ¿sigues pasándote el día esperándome? No, ya no. Tienes cosas mejores que hacer. Sé que no soy la mejor, pero pensaba que lo nuestro era especial, y para mi lo es y lo va a ser siempre. Y quiero que para ti también. Vuelve, vuelve a buscarme a cada momento, vuelve a decirme lo que sientes, vuelve a escucharme, a abrazarme, a besarme, a pasar otros 6 años conmigo. Vuelve por favor, vuelve a sentir lo mismo, a demostrármelo, Vuelve a quererme, por favor.

domingo, 29 de enero de 2012

Sigo teniendo esta sonrisa y estas ganas de vivir.

Me has cambiado en muchas cosas. Has hecho que deje de cantar a voz en grito, y que deje de bailar cada vez que oigo música. Has hecho que solo quiera hablar contigo y que cualquier otra forma de llamarme que no sea la tuya suene estúpida. Has hecho que cualquier historia suena mal si no lleva tu nombre, y que todos los timbres de voz sean desagradables si no son como el tuyo. Has hecho que se me ralenticen las pulsaciones a las justas para poder seguir viviendo, y que no sienta nada que no tenga que ver contigo. Has hecho muchas cosas en muy poco tiempo. Pero hoy me he dado cuenta de una cosa. Si, es cierto, te necesito. Mi mono es tremendo y no podría vivir sin ti. Pero gracias a dios no es necesario. Sin embargo, puedo pasar un par de días sin ti. Al menos es un avance. Porque hay algo que hoy he recuperado. He vuelto a ponerme la música a todo volumen y he ido gritando por la calle. Sola y con cascos pequeños, que la gente piense que estoy loca y se aparten es genial. He saltado en mi cama y he compuesto diez mil coreografías, todas ellas alegres. He escrito mi nombre en veinte bancos, y el tuyo no estaba cerca. No te necesito todo el rato. No me malinterpretes, te sigo queriendo como nunca, y no quiero que te alejes. Pero hoy, sigo teniendo esa sonrisa y estas ganas de vivir, que sé que es como me prefieres.

sábado, 28 de enero de 2012

Doscientos kilómetros para cruzarte la cara.

Hoy, es más ahora mismo, recorrería doscientos kilómetros con tal de poderte cruzar la cara. De soltarte todo lo que me has hecho sufrir en un solo golpe. Agarrarte y zarandearte como un muñeco. Y sé que no es culpa tuya lo que pasa, pero duele igual. Hoy correría hacia ti y te golpearía el pecho con mis puños hasta caer rendida. Me agarrarías y yo solo intentaría morderte, porque hoy, ahora mismo, te odio. Te odio por hacerme sentir así y por hacerme pensar que hago mal al comportarme como me comporto. Pero no puedo evitarlo, me sale solo el sentirme defraudada. Te odio porque me dolía la cabeza y lo único que podía quitarme el dolor eras tú. Como un drogadicto, mi mono es real, mi organismo ya no sabe funcionar sin ti. Y lo peor de todo, es que me conozco. Tras recorrerme los doscientos, trescientos y dosmilquinientos kilómetros que me separasen de ti, cuando notase tus manos en las mías, juntando tu pecho con mi espalda, sin reaccionar a mis  intentos de seguir odiándote, cuando notara tu aliento en mi pelo y tu boca susurrandome al oido que me tranquilice, que ya estas ahí...cuando sintiera que te tengo, no podría aguantarme y te besaría. Y entonces sabrías que, como siempre, me vuelves a tener. Y todo volvería a empezar. Realmente, ahroa mismo prefiero intentar odiarte.

Me tienes para todo.

Sabes que me tienes, que estoy aquí para lo que necesites. No te lo he dicho, pero tampoco hace falta, me conoces, sabes que soy así. Me tienes aquí cada vez que tu hermana te ponga dolor de cabeza, cada vez que tus padres te castiguen sin salir, cada vez que no tengas nada mejor que hacer. Me tienes aquí para echarnos unas risas y que el tiempo pase más rápido. También me tienes cuando sientas que no puedes más, cuando el mundo se te caiga encima y te derrumbes. Me tienes aquí para sostenerte y, juntos, mandar los problemas a la mierda. Si quieres, también me tienes cuando no sepas, cuando nadie más quiera escuchar tus rayadas, cuando no expliques las cosas porque ni tu sabes que son. Me tienes para explicártelo o si no, para inventarnos un significado que solo entendamos nosotros. Me tendrás siempre que me necesites o me quieras tener, ya deberías haberte dado cuenta. ¿El por qué? No lo sé. Quizá porque soy así de buena, quizá porque te quiero, o quizá porque soy gilipollas.

viernes, 27 de enero de 2012

O me mientes, o te mientes.

-No puedo estar sin.
+Me encanta que pienses eso, pero no me engañes. Lo pasa bien los sábados y yo no estoy contigo.
-Pero porque se que te volveré a ver los lunes.
+Tampoco te engañes a ti mismo. No necesitas que te sonría cada día, ni que te ayude a levantarte. Eres fuerte, te conozco, puedes con todo. No necesitas que te cuente lo que pienso, ni me necesitas para hablar con alguien de lo que te preocupa. No vas a caerte por tener un par de secretos. No me necesitas, no me has necesitado nunca ni me necesitarás. Siempre tendrás a alguien que me sustituya.
-Vale, tienes razón. No necesito que me sonrías, pero sin eso me sería más difícil sonreír, y más difícil levantarme sin ti. Puedo con todo, pero me pesa si no es contigo. No necesito que me cuentes las cosas, pero me gusta. Hay más gente con la que hablar, pero ninguno tiene tu manera y tu forma de decir cada cosa en cada momento. Te equivocas, nadie te sustituirá, nadie ocupará tu lugar. las habrá mejores y peores, pero ninguna como tú. De acuerdo, no te necesito, pero te quiero.

You're not gonna miss me.

-Esto va a estar muy vacío sin ti.
+¿Te refieres a la clase? No tiene porque. vendrán más, les conocerás y te caerán bien la mayoría, ocuparán mis lugar. Dentro de unos meses no te acordarás de mi. Volverás a reirte con otra en los intercambios, y os enviaréis comentarios. Encontrarás gente que me remplace, gente mejor que yo.
-Me refería a mi vida.
+Da igual, se puede aplicar lo mismo.
Hemos cambiado. Tú tienes los ojos más oscuros y yo el pelo más largo. Tú has crecido, yo he empezado a llevar chaquetas. Tú te vuelves más niño, yo me voy enterando de que va el mundo. Tú sigues sonriendo, yo tengo el corazón mas pequeño. Tú has aprendido a tener a quien quieras, yo he aprendido a estar sola.

Somos.

Somos la primera hoja que cae en otoño y la primera flor que se abre en primavera. Somos París el día de St. Valentín. Somos comer chocolate un domingo, beber Ginebra un viernes y tomar un ibuprofeno un sábado por la mañana. Somos romper una ventana e irse. Somos correr descalzo, o cantar en la ducha. Somos bailar bajo la lluvia. Somos un beso bajo el muérdago y la primera nevada del año. Somos el champán de Nochevieja. Somos coger palomitas de otro en el cine y tirarlas. Somos cada helado en verano y cada grito cuando te tiran a la piscina. Somos sonreír al mundo cuando este jode. Somos dos, somos felices, y somos reales.

No te merece.

Ella no es perfecta. No te merece. Pero si consigue hacerte reír y pensarte las cosas dos veces, si te ayuda con todo y confías en ella, si es capaz de abrazarte y querrías que el mundo se acabara ahí, es suficiente. Si no puedes pasar un día sin ella, si es capaz de sacarte los colores solo con mirarte, si juntos podéis con todo... si es capaz de hacerte sentir una décima parte de lo que tú me haces sentir a mi, no la dejes escapar. La necesitas.

Hinterland.

Hinterland: Término alemán para designar el área de influencia de una ciudad. Tú no eres una ciudad, pero influyes igual. Ellas son tu hinterland. Al verte empiezan a cuchuchear y si, se comportan como gilipollas. Debe ser que las contagias. A mi...bueno, también me afectas.. Me sacas mi mejor sonrisa y al momento me entran ganas de matarte. Maduro para contrarrestarte. Soy feliz y no. La verdad, yo también soy tu hinterland. Tu hinterland inestable.

Taquicárdica.

Taquicárdica. así me pongo cerca tuyo. Me tiemblan las piernas y el corazón me va tan rápido que me duele respirar. Se me pone la piel de gallina y se me eriza el pelo de la coronilla. Parpadeo demasiado y me pica la nariz. No consigo unir dos palabras con sentido y me vibra la voz. Y, a decir verdad, todo esto no lo cambiaría por nada.

domingo, 22 de enero de 2012

Te espero.

Te estoy esperando, como siempre. Te espero porque olvidarte es imposible y hablarte no quiero, paso de que pienses que soy una pesada y que todo acabe mal. Te sigo esperando, como cada vez que decides dejarme la miel en los labios, recordarme que mandas tú y que solo me quieres cuando te soy útil. Aún así, me conoces lo suficiente como para saber que soy estúpida, y que me hagas lo que me hagas voy a seguir aquí, aunque no quiera. Aunque deseé con todas mis fuerzas irme y dejarte solo, para que aprendas lo que perdiste, no puedo. Porque cada vez que decidas regalarme un solo segundo de tu tiempo, me vas a hacer la persona más feliz del mundo. Cada vez que me sonrías, o que me digas que me necesitas, vas a hacer que me tiemblen las piernas aunque sepa que es mentira. Cada vez que me pidas algo, cada vez que sienta pese a todo que hay una mínima posibilidad de que esto vuelva a funcionar, voy a regresar. Y mientras tanto, mientras tú sales, te diviertes y conoces chicas, yo voy a seguir esperando a que tengas ganas de mirarme y decirme: Hola, realmente no me importas, pero hoy quiero hablar contigo. Y me conformaré, aunque no quiera, y seguiré esperando a la próxima vez.

jueves, 19 de enero de 2012

¿Por qué me enamoré de ti?

Todavía me pregunto que demonios me llevó a enamorarme de ti. Bueno, sabes que lo que opino de enamorarme, así que dirñe a quererte como a nadie. No fue la falta de opciones, si no estuve con otros fue porque nunca fui una chica de pareja. No fue que fueras el niño más simpático del mundo, apenas me hablabas. No me entendías, me obligaste a tragarme el orgullo diez veces antes de demostrar un mínimo de aprecio, las tengo contadas. También fue en la conversación número diez cuando empezaste a dejarme ver que significaba algo para ti. Quizá fue porque me sonreíste sin conocerme de nada y me hiciste reír casi cada vez que hablé contigo. Quizá porque te hiciste una parte de mi, quizá me cambiaste simplemente porque quería encajar contigo, o quizá siempre he sido así, la verdad no me acuerdo. Quizá fue tu manera de decir las cosas, de mirarme, de creer que me importabas. Quizá fue como me trataste, como entraste en mi vida sin que me diera cuenta y ahora no quiero que te vayas. No sé porque, solo sé que lo hice, y que realmente, me jodiste la vida.

Un año que ni es ni será nuestro.

Enero de un año que ya no es nuestro ni lo será nunca. El tiempo vuela, pero yo sigo sin poder levantar mis pies del suelo. Tú sonríes todavía, pero mis labios ya no saben seguirte a dónde sea. Porque tú tampoco quieres tenerme a tu lado. Crees que por aquí todo está bien, piensas que yo me he enamorado de alguien que no huele como tú y he pasado página o, más bien, quemado el maldito libro. Crees que a mí ya no me hace daño que me digas que me echas de menos, piensas que ya no me rompo si me hablas de lo perfecta que es ella. Creo que jamás te he importado, pienso que solo me buscabas cuando necesitabas que te salvaran la vida una vez más. Creo que nunca me quisiste, pienso que no hiciste más que reírte de mí. ¿Sabes lo peor? Que, tal vez, los dos nos equivocamos. Que, tal vez, yo me hice tan imprescindible para ti que buscaste la manera de quitarle hierro al asunto. Que, tal vez, quieres pensar que yo ya soy feliz para no tener que reflexionar sobre si tú también lo eres con lo que has escogido. Con la que has escogido. Que, con toda seguridad, a mí me duele en el alma cada vez que oigo su nombre de tu boca y parece que es lo mejor que has saboreado nunca. Que, con toda seguridad y pese a todo, yo no voy a dejar de quererte. Nunca. Podría aprender a odiarte, sí. Pero no me perdonaría nunca tener que hacer eso con la persona que me regaló los mejores meses de mi vida.

Te quiero hoy.

¿Qué si soy capaz de quedarme para siempre? No. Sé que te esperabas otra respuesta, que pensabas que te diría que si y que te iba a esperar hasta el fin de mis días. No flipes, yo no soy así. Yo te quiero hoy, y te quiero ahora. Te quiero más cuando me enfado que cuando me tratas bien. Cuando me pones las cosas difíciles. Cuando me demuestras que me es imposible olvidarte, y eso me jode. Te quiero con locura, como todo lo que hago, y al máximo. Te quiero con tu sonrisa torcida, tus conversaciones narcisistas, tu falta de vocabulario, tu manera de hacerme sentir que te doy igual. Y aun así, te quiero de la forma más bestial que puedas imaginarte. Como cuando un tornado se encuentra con un volcán, ¿sabes esa sensación? Juntos podemos romper el mundo. Pero no te equivoques, no eres el único. Querré a otros doscientos de aquí a un año, pero a ninguno como a ti. A algunos más y a otros menos. Pero ninguno sabrá que frase es la que me saca esa sonrisa siempre, pase lo que pase, ni tendrá esa capacidad de decir las cosas cuando no debe. Te quiero como sé, como puedo, dándotelo todo de mi, dejándome la piel en hacerte feliz. Te quiero hoy igual que te querré mañana y todos los días hasta que me olvide de ti, fecha indefinida.

lunes, 16 de enero de 2012

Todo lo demás, es fingir.

No es eso de lo que te hablo. Te hablo de despertarte y buscar en el móvil locamente un mensaje suyo, que no llega. Yo a lo que me refiero es a ver parejas por la calle abrazándose y pensar "Yo podría estar así ahora mismo". No ver esa chispa de ganas de tirarte contra la encimera en sus ojos, no ver esa sonrisa cómplice antes de llevar a cabo una locura. Hablo de tener un mal día y que nadie pueda recargarte las pilas con una mirada tranquila. Escuchar esa canción y cambiarla, que se te empañen los ojos en cuestión de segundos con los recuerdos que cada día intentas apartar. Hablo de mirarle cuando está distraído, de escribir su nombre en las mesas sin darte cuenta, de pensar en él cada vez que respiras. Eso es realmente a lo que me refiero con echar de menos joder, que todo lo demás, es fingir que lo querías.

La cagamos.

La cagamos. Es verdad. La cagamos desde el primer momento. La cagamos cuando te miré y me sonreíste, y la cagamos porque ene se momento yo me puso roja, como siempre. La cagamos cuando me giré para contárselo a todas. La cagamos cuando empezamos a hablar, cuando empezamos a reír, cuando empezamos a confiar. Ahí la cagamos totalmente. La cagamos con el primer guiño, el primer "hola" que no fui yo quien te dije. La cagamos con el primer roce, con el primer gesto de un mínimo aprecio, con la primera sonrisa que se llevó el viento pero que nos dio tiempo a compartir. La cagamos cuando empezamos a cogernos cariño, cuando un día sin hablar era lo peor del mundo, cuando juntos podíamos desactivar una bomba nuclear. Juntos podíamos con todo, y ahí la cagamos de nuevo. La cagamos muchas veces, y la cagamos los dos. La cagamos al darnos importancia, y la cagamos al hacer de perro y gato. La cagamos al cambiar tanto de roles, al empezar ese juego que solo nosotros entendíamos. La cagamos muchas veces, y eso solo tiene un resultado, la mayor cagada de todas: Enamorarnos. Y entonces, ya si que la habremos cagado del todo.

domingo, 15 de enero de 2012

Podríamos...

Podríamos ser una moneda de dos caras que siempre diga que nada va a salirnos mal. Podríamos ser el verano en pleno invierno. Podríamos ser un juego de uno jugado por dos. Podríamos ser miradas que se clavan, o palabras que se escriben solas en tu espalda. Podríamos ser norte y sur, este y oeste. Podríamos ser caricias que recorren un camino sin final, o una canción por terminar. Podríamos ser fuego sin quemarnos. Podríamos ser el vértigo en lo alto de la Torre Eiffel, o tu risa rodéandome para que desaparezca el miedo. Podríamos serlo todo (si tú quisieras)

sábado, 14 de enero de 2012

Nunca sentirás por mi todas esas cosas.

En realidad...es triste. Piénsalo. Nunca vas a llegar a oír todo lo que tengo que decirte, y creeme que no es poco. Nunca vas a llegar a verte con los ojos que yo te veo, puede que por suerte, ya que creéme que si lo hicieras conocerías aun el complejo. Nunca vas a poder ver la sonrisa al otro lado de la pantalla, y las inacabables dudas para ver que responder, nunca vas a poder ver mis manos temblar al coger el teléfono, nunca sentirás por mi todas estas cosas. Nunca tartamudearás para decirme "buenos días", ni echarás la mirada al suelo, nunca te sonrojarás cuando te mire fijamente ni te saldrá esa risa tonta por cualquier estupidez que diga, y nunca sentirás que el corazón se te sale del pecho al tocarme, como a mi me pasa. Nunca llegarás a quererme ni la mitad de lo que te yo te quiero. Y por lo tanto, nunca te darás cuenta de todo lo que has ignorado.

viernes, 13 de enero de 2012

Para mi no fue un juego.

No era una mentira, para mi nunca lo fue. Siempre fuiste lo importante, y siempre que te hablaba era porque realmente quería hablar contigo. Cuando decía que eras lo mejor de mi vida, cuando decía que te quería decir siempre a mi lado, cuando me sacabas todas esas miles de sonrisas estúpidas, para mi no era un juego. Cuando me pasaba hasta las cuatro de la mañana llorando por no tener tus manos jugando con mi pelo mientras me duermo, o cuando se me perdía la mirada al hablar de cualquier tema que no fueras tú, no lo hacía por aparentar. Cada vez que he pegado un brinco cuando alguien me decía que estabas cerca, o los destellos que me salían en los ojos cuando te veía, o como me cambiaba la voz cuando hablo de ti, no están preparados ni son parte de ninguna obra de teatro. Cuando sonreía al oír tu nombre, cuando pasaba casi una hora mirando tu perfil, cuando comprobaba cada tres minutos si estabas conectado, cuando te decía que eras solamente tú, no era una broma.

martes, 10 de enero de 2012

Están hechos de eternidad.

Y así termina la historia, con tus sonrisas y el tiempo que dura una ausencia. Todavía oigo tus dedos sobre el piano de mi infancia. Te busqué por todas partes, incluso las más lejanas. Te encontré, y esté donde esté, siempre me duermo con tu mirada. Tu carne era mi carne. Con nuestras mitades habíamos inventado promesas; juntos, éramos nuestros mañanas. Desde ahora, sé que los sueños más locos se escriben con la tinta del corazón. He vivido allí donde los recuerdos se construyen entre dos, al abrigo de las miradas, en el secreto de una sola confidencia donde tú aun reinas. Tú me diste lo que yo no sospechaba: un tiempo donde cada segundo de ti contará en mi vida mucho más que cualquier otro segundo. Yo pertenecía a todos los pueblos pero tú inventaste un mundo. ¿Te acordarás algún día? Te he querido como nunca imaginé que fuese posible. No siento ira ni arrepentimiento. Los momentos que me has dado llevan nombre: maravilla. Todavía lo llevan, y están hechos de tu eternidad. Incluso sin ti, nunca más volveré a estar sola, ya que tú existes en algún lugar.

Te van a mentir.

A lo largo de tu existencia, te van a decir un par de mentiras disfrazadas en verdades. Te van a ocultar cada amanecer. Y te dirán que sólo existen en vacaciones. Te harán bajar la cabeza y aguantar como un camello la pesada carga para ti. Te engañarán con cada canción, y te mentirán al venderte un perfume barato. Encontrarás más de una mancha carmín en mil y una camisas de seda. Y te faltará la azúcar en los momentos más difíciles. Te mentirán diciendoté que sólo lloran los perdedores, y que quien más te quiere te hará llorar. Te mentirán tantas veces. Tendrás tan fríos recuerdos como las primeras heladas de Diciembre. Meterás en saco roto cada falso “ Te quiero” que recojas por el camino. Te harán aprender a fuego que no siempre uno más uno son dos. Te demostrarán que con palabras te pueden postrar hasta besar el mismo suelo. Te dañaran el corazón hasta que no encuentres belleza en la sonrisa de un niño. Desgarran cada uno de tus sentimientos hasta que entiendas que la dulzura no es plato de buen gusto para todos. Llorarás, y mucho. Entonces, cuando no puedas más, cuando la esperanza se haya esfumado, cuando no quedé brillo en tus ojos, es el momento de coger carrerilla sobre tus pasos, beberte cada recodo de tu vida mientras sales al balcón, y gritas “ ¡estas jodido, mundo!”

domingo, 8 de enero de 2012

Hemos.

Hemos pasado mucho, más que nadie. Y hemos sonreído mucho, más que nunca. Y nos hemos querido mucho, más que todas las veces anteriores. Y hemos acabado, no peor que las veces anteriores, tampoco mejor, simplemente igual de definitivo. No te equivoques, tengo intención de seguirte queriendo para siempre, pero a veces las intenciones no son suficiente. Me despido porque no quiero que nada quede a medias, quiero que lo sepas todo, lo que quieras saber y lo que no. Que he soñado contigo ocho de las siete noches de cada semana. Que te he buscado sesenta y un segundos por minuto. Que solo he sonreído cuando te he visto sonreír a ti. Que cuando tu lo has pasado mal yo lo he estado pasando peor. Que apenas podía pensar contigo cerca. Que todo me daba igual cuando hablábamos durante horas. Que te he querido veinticinco de las veinticuatro horas de un día. Y que ahora hemos acabado con todo esto, y con lo que pudiera haber en un futuro. Bueno, mejor no uso plurales, porque lo has acabado tú solito. Cuando quieras, ya sabes que yo voy a seguir aquí, como siempre, como todas las veces anteriores. Pero me trague demasiadas veces mi orgullo, y ya estoy llena.

lunes, 2 de enero de 2012

Que te quiero poco y esas cosas que siempre digo.

No me gustan las cursiladas, y lo sabe todo el mundo. No me gustan los mensajitos, las cartas, las rosas ni los "te amo", no hacen falta.  No me hace falta que nos salgan corazoncitos rosas cada vez que nos miramos, prefiero que nos salgan estas chispas que tenemos ahora. Pero te quiero. Y si te quiero, pues te quiero, y punto. Lo sabes tú y probablemente todo el mundo que haya visto la cara de gilipollas que se me queda cuando te miro. Y que quiero pasar toda mi vida contigo, para que sigas haciéndome reír con cada gilipollez, y sacándome los colores sin necesidad de decirme nada. Créeme, no te lo voy a decir nunca, te voy a seguir insultando y voy a seguir diciendo que te odio. Porque soy así. Pero tú sabes, y yo sé, que te quiero poco y esas cosas que siempre digo, "adiós" por no decirte "te quiero".